domingo, 4 de mayo de 2008

El caso del frijol robado


“Las actitudes de vida solo son estorbo para su deleite” (Abel Desestress)

Estos derechos estaban en manos de un estadounidense que en 1996 solicitó y obtuvo una patente en ese país del frijol azufrado que se ha cultivado en México durante siglos.

La patente, con la que virtualmente se monopolizó y se apropió comercialmente la semilla durante 20 años, se ha convertido en un hito en la lucha contra la biopiratería

El protagonista de esta larga saga es un nutritivo frijol amarillo, Phaseolus vulgaris, conocido como frijol azufrado o Mayocoba.

Todo empezó en 1994 cuando Larry Proctor, originario de Colorado, EE.UU., compró un saco de semillas de frijol en un mercado de Sonora, México.


Los frijoles son alimento básico en muchos países de América Latina.
Después de unos años de cultivos en su país, Proctor dijo que había desarrollado lo que llamó "una nueva variedad de frijol que produce semillas de un distintivo color amarillo".

Lo llamó "frijol Enola" y solicitó y obtuvo una patente de 20 años que cubría "cualquier frijol e híbridos derivados del cruce de incluso una de sus semillas".

El frijol amarillo, sin embargo, se había originado de semillas del frijol azufrado que durante siglos se ha cultivado y ha sido desarrollado por agricultores latinoamericanos.

La patente del señor Proctor reclamaba el monopolio exclusivo de cualquier frijol seco que tuviera un color de semilla amarilla.

Y establecía como "ilegal cualquier acto de comprar, vender o hacer uso de dichos frijoles".


Proctor puso activamente en vigor su patente y según fuentes del gobierno mexicano, ésta causó una grave disminución en las exportaciones de frijol a EE.UU.


Indignado por la apropiación del germoplasma, el gobierno mexicano, junto con el CIAT y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), denunciaron la patente del frijol Enola.

Tal como explica Daniel Debouck "uno de los reclamos en la patente establecía un proceso de mejoramiento de este frijol amarillo".

"Y en el CIAT pudimos demostrar que en este reclamo no había ninguna innovación ni novedad".

EL CIAT además demostró que Proctor no había obtenido permiso para exportar las semillas de México y que en los 1970 el gobierno mexicano había liberado para el comercio una versión de la variedad del frijol.


Esperamos que en el futuro, con el acceso a estas bases de datos, las oficinas de protección y de patentes sean más cuidadosas con la averiguación de estas solicitudes"

Daniel Debouck, CIAT
Después de apelaciones y contra apelaciones, la patente finalmente fue rechazada.

Según el CIAT, entienden "que individuos y compañías tienen el derecho de patentar una innovación agrícola que es claramente novedosa".

"Pero cuando están involucrados cultivos agrícolas, particularmente cultivos que se han usado por años, los gobiernos tienen el deber de asegurarse de que el germoplasma utilizado en el desarrollo ha sido obtenido con legalidad".

Tal como afirma Daniel Debouck, "desafortunadamente la piratería ocurre porque hay un desconocimiento de la biodiversidad".

"Y esto conduce a apropiaciones indebidas de elementos que forman parte del patrimonio y la cultura de otros pueblos".

Hoy en día, afirma el experto, existen mecanismos para intercambiar comunicación sobre la existencia de las grandes colecciones de semillas.

"Esperamos que en el futuro, con el acceso a estas bases de datos, las oficinas de protección y de patentes sean más cuidadosas con la averiguación de estas solicitudes", señala Daniel Debouck.


Particularmente cuando están involucradas variedades que se han usado durante cientos de años y que un día pueden de súbito convertirse en propiedad intelectual de un individuo.

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